jueves, 11 de octubre de 2012

Mi casa

Este blog ha sido creado con una intención clara: Compartir un proceso de emociones, sentimientos y experiencias en mi vida, por si a alguien le puede servir.
Cada vez lo haré mejor, eso espero, y lo iré dominando un poco más. Habrá gente que se ría, siempre la hay, pero yo no. Si tu casa no está arreglada ni la cuidas, poco harás fuera de ella.
Soy consciente que habrá aspectos de mí que permanecerán, aunque no me gusten. No pasa nada, aprenderé a convivir con ellos.
Sé que hay riesgos de pérdidas en este proceso, pero es algo inevitable. La vida me ha enseñado que toda pérdida puede traer una ganancia.
También sé que el duelo de una pérdida es muy doloroso. El dolor forma parte del camino de vivir. Si duele es que todavía vives.
He aprendido que las ganancias hay que valorarlas y saber gestionarlas. No es mi fuerte, pero lo intentaré.
Tengo consciencia de que la tristeza es natural pero no debe habitar mucho tiempo a nuestro lado. Debemos dejarla hacer su trabajo y luego despedirla y decirle hasta otra. Es como el fontanero que viene a arreglarte un grifo o una tubería.
El miedo es la alarma, está bien que suene para avisar, es su función. Pero debe apagarse pronto, el tiempo justo, porque nos puede trastocar, despistar y llevarnos al pánico.
Este blog es un acto de generosidad y egoísta al mismo tiempo. En algún lado leí  que la vida es un recuerdo, el que dejas y el que te llevas. Yo quiero dejar éste, para que cuando ya no esté aquello que aprendí y sentí le pueda ser útil a alguien.
Pienso que el precio que he pagado por vivir ha sido muy alto, luego debo ser muy valiosa. Construirme está siendo tan costoso que quiero que, cuando muera, sólo me disfruten quienes me valoren.

jueves, 4 de octubre de 2012

11 Consejos y 1 Nota



1.- Si quiere comer, dale de comer. Ni se te ocurra decir que no te gusta cocinar.

2.- Si quiere dormir, nunca digas que no tienes sueño.

3.- Muy importante: no te levantes de mal humor, es muy peligroso.

4.- No cumplas años, esto suele ser muy aterrador. Siempre joven, como si el tiempo no pasara.

5.- No crezcas, ni por dentro ni por fuera. El estancamiento es el estado ideal.

6.- No opines, ni digas que no estás de acuerdo con algo. Esto es lo peor que se puede hacer.

7.- Nunca digas que te encuentras mal, este no es tu derecho.

8.- Si te ocurre algo traumático: una enfermedad, un accidente, que te violen. Por aquí sí que no pasa, te dará la espalda inmediatamente.

9.- Este consejo es crucial: Si tienes hijos o hijas, que estén muy bien educados o educadas, que no hagan ruido, ni molesten. Y, por supuesto, que admiren todo lo que hace.

10.- Si haces todo esto, con mucho esfuerzo, claro, ocurrirá algo “maravilloso”: Vivirás para esa persona, te olvidarás de ti, de quien has sido y de lo que eres. Lo que serás, depende de ella. Esto tampoco es muy bueno, porque conocerá la responsabilidad al tener que cuidar de ti. Cuidado con esto.

11.- Si decides seguir, va a ocurrir otra cosa “maravillosa”, te dirás: lo he conseguido!!.  Sí, lo has conseguido, ser la persona que quiere que seas. Pero entonces, no hay otra, te dirá: “Te dejo, te abandono, ya no eres la misma persona que conocí y no siento lo mismo por ti”.

Nota: Te dejará, pero se llevará todo aquello a lo que renunciaste por estar a su lado.



Amancio Prada- Libre te quiero


Amancio Prada- Compañera


martes, 2 de octubre de 2012

Las emociones y sus depredadoras


Últimamente estoy reflexionando en muchas cuestiones y  voy llegando a algunas conclusiones, las mías, claro.
He clasificado a determinadas personas en tres categorías:

Vampiras emocionales
Asesinas de sentimientos
Mutiladas afectivas

Estas tres categorías de personas están por todas partes buscando a sus presas. Sobre todo, las dos primeras. Ellas son encantadoras y te suelen decir todo aquello que te gustaría oír, pero es mentira. Utilizan la confianza para conseguir su objetivo. Suelen ser víctimas a su vez. Pueden haber sufrido algún daño emocional en algún momento de su vida. Pertenecen a ambos sexos, pero se da más en el masculino. Es por cuestiones culturales y educativas.

Hay que decir que todas las personas, en potencia, podemos pertenecer a una de las tres categorías, incluso, a las tres. Lo que nos diferencia, es que tomamos conciencia de lo que deseamos y es más fuerte la responsabilidad de no hacer daño, al menos intencionadamente, a otras personas

Las presas más buscadas son muy vulnerables, inseguras, confiadas y dependientes, sobre todo, de los afectos. Desean sentirse amadas y queridas y suelen ser muy receptivas y acogedoras. Me atrevería a decir que, una parte importante de estas personas, han interiorizado  el sacrificio como algo natural y el miedo al abandono lo que más ansiedad les produce. Se puede comprobar que son más las mujeres quienes  cumplen este perfil.

Para poder entender mejor esta clasificación hay que conocer lo que significan las emociones, los sentimientos y los afectos.

Cuando no vivimos con nuestros sentimientos, no vivimos en un mundo real. Los sentimientos son la verdad. Lo que hagamos con ellos determinará si vivimos la verdad o la mentira. 
Nuestros sentimientos son un sexto sentido, el sentido que interpreta, ordena, dirige y resume los otros cinco. Los sentimientos nos humanizan.
El lenguaje de los sentimientos es el medio por el cual nos relacionamos con nuestro interior, con lo que, esencialmente, somos. Si este lenguaje no existe, no podemos comunicarnos con las demás personas.
Existen, básicamente, dos tipos de sentimientos: los positivos y los negativos. Los sentimientos positivos incrementan el propio sentido  de fuerza y bienestar, el sentido de plenitud de vida, de  totalidad y de esperanza. Los sentimientos negativos interfieren con el placer, agotan la energía y nos dejan con un sentimiento de bloqueo, vacío y soledad. 

Las personas que atienden a sus sentimientos, ya sean negativos o positivos,  aman la vida. Lo mismo sienten el dolor que la alegría. Sienten miedo pero valoran la seguridad. Aceptan la tristeza y la soledad  y, al mismo tiempo, muestran una sensibilidad que les permite  una extraordinaria cualidad para la ternura y la comprensión. Son personas que empatizan, fácilmente, con otras.

Emoción y afecto están íntimamente relacionados. La emoción es una respuesta personal, individual. Surge de nuestro interior, se puede decir que es aquello que nos llega, como una mirada, una palabra, una caricia, al oír una canción....
El  afecto es algo que requiere esfuerzo. Cuidar, ayudar y comprender a otra persona no puede realizarse sin esfuerzo. A veces, no nos damos cuenta de este esfuerzo. Dar afecto significa ayudar y procurar el bienestar y la supervivencia de quienes nos rodean. 

La diferencia entre emoción y afecto es que la primera es individual y personal. Mientras que la segunda requiere la relación con otras personas. El afecto es algo esencial en los seres humanos. En este sentido, la especie humana necesita una gran cantidad de afecto contrariamente a otras especies. Esta necesidad se acentúa al máximo en ciertas circunstancias, por ejemplo, en la infancia, en la enfermedad y, también, en las personas mayores.El afecto es el alimento que nos ayuda a crecer emocionalmente de una forma más saludable

Las personas que nos emocionamos con facilidad somos tremendamente vulnerables y estamos muy unidas a nuestro mundo infantil, al inconsciente. Nuestros sentimientos nos han salvado de muchas situaciones. Han sido el vehículo para no desconectar de nuestro mundo interior y poder interpretar el que nos rodea. Nuestros sentimientos nos humanizan.  Y el afecto, incluso su necesidad, nos ha preparado para el esfuerzo que significa cuidar, ayudar y procurar el bienestar de otras personas y, por supuesto, de nostras mismas. Quien no se da afecto, difícilmente lo podrá dar.

Las personas vampiras emocionales se alimentan como parásitos de las emociones que expresan otras. Para ello, tienen que buscar a sus presas e intimar con ellas a través del engaño y la mentira. En este proceso, la presa se va agotando, debilitando, pero su capacidad de afecto y comprensión, su inseguridad y el miedo que provoca el rechazo, la hace aguantar por el sentimiento de culpabilidad que les va apareciendo. Las personas vampiras no matan, sólo roban.
Cuando sentimos temor o miedo es natural desear que alguien “más grande”, más capaz y más fuerte, venga en nuestro auxilio. Son esperanzas infantiles. Las personas vampiras emocionales se disfrazan  de ese alguien para conseguir la confianza de su presa haciéndolas creer que las van a ayudar. Se alimentan de esa esperanza infantil e ingenuidad, es por lo que más se sienten atraídas. Quieren volver a la infancia, se niegan a crecer y asumir responsabilidades. Buscan a la madre cuidadora ignorando, castigando y sustituyendo  a la niña que llevamos dentro. La persona vampira emocional roba la ilusión y la esperanza de su presa, la savia que da sentido a la vida. 

Las Asesinas de sentimientos sí matan. Son personas frías, estáticas, impasibles, cerebrales, racionales y muy cultas. Se muestran muy seguras y firmes en sus decisiones. No conocen el lenguaje de los sentimientos, por lo que no saben comunicarse con su mundo interior. Tampoco tienen ese sexto sentido que interpreta, ordena  y dirige los otros cinco. No están humanizadas, por eso muestran la frialdad de cualquier persona asesina.  Al no tener sentimientos no experimentan la culpa. Se ríen, pero no con alegría. Lloran pero no sienten pena. La tristeza, en estas personas, es algo habitual. Al no sentir, no expresan. Son personas opacas, oscuras. Pueden llegar a tener éxito, pero nada de lo que producen tiene vida propia. Estas personas sólo reproducen, no crean. Sobreviven por las sensaciones, sienten el frío, el calor, los olores, los sonidos. Sienten hambre y tienen que comer, pero no disfrutan del sabor. Sienten sueño y quieren dormir. Son metódicas y se rigen por hábitos. Han crecido por fuera porque el crecimiento interior no les interesa. Los sentidos y las sensaciones que éstos producen, son su único recurso para relacionarse con la vida, no interpretan.
Su presa, de nuevo, tiene que estar muy unida a su infancia. Ella busca el orden de lo metódico. Los sentimientos negativos tienen más fuerza que los positivos y eso le hace sentir miedo. Su dolor es tan grande que quiere que desaparezca. Cree que todo lo contrario a ella es lo que le conviene para dejar de sufrir. Las víctimas de estas personas fueron muy dañadas en su infancia y presentan heridas importantes. Quieren olvidar para no sentir  dolor y culpa. En este caso, la persona asesina no se siente atraída por la víctima. Ella sólo actúa con frialdad y seguridad. Va dando todo lo que su víctima necesita para olvidar. Se va haciendo imprescindible en su vida. Poco a poco va ocupando su espacio y lo va construyendo a su medida. Si la presa muestra algún sentimiento,  la castiga con el rechazo o la amenaza con el abandono. La va alejando de todo lo que le gusta o la hace sentir, lo que sea. La persona asesina se convierte en el centro de su vida. Quiere ser lo que ella necesita porque así cree que dejará de sufrir. Los sentimientos de la víctima van muriendo casi sin darse cuenta. Es la única manera de seguir a su lado y no ser abandonada. Es como caer en una trampa. Te ponen un cebo y picas. La forma de matar de esta persona es la más cruel de las que existen. La presa es obligada a matar a sus sentimientos, lo que la une a su infancia, sus recuerdos, su esencia,  bajo la amenaza de que si no hace lo que le ordena, la  abandonará y sacrificará a su niña para sobrevivir .


La mutilada afectiva es la menos peligrosa de las tres. Ella no sabe lo que es el afecto, pero lo necesita, lo busca. Para conseguirlo hace lo que sea. Su presa debe ser cariñosa, predispuesta a ayudar y procurar su bienestar. La víctima se siente útil con este intercambio y no cae en que el proceso sólo va en una dirección, en la de la mutilada afectiva. Hay que estar siempre dispuesta a las necesidades de ella. Nunca va a dar afecto, sólo quiere recibir. Puede ocurrir que esta persona haya conocido el afecto en algún momento de su vida, pero le fue quitado produciendo un profundo dolor. Sin afecto sabe que estará sola y perdida, por eso busca una muleta para sobrevivir. Suelen ser personas de aspecto infantil, independientemente, de la edad, provocando una gran ternura. Su sola presencia invita  a ser cuidada y atendida. Son dependientes y, en la mayoría de los casos, crueles al utilizar el chantaje emocional para conseguir su objetivo. Son interesadas y muy egoístas, exigen el afecto como una obligación y no se preocupan, ni sienten la necesidad, de darlo a quienes se lo proporcionan. No están humanizadas. No conocen el esfuerzo y se niegan a cuidar y proteger a otras personas.
En esta categoría, a diferencia de las otras dos, es donde más representación femenina  existe por razones obvias. Una víctima puede ser, a su vez, una mutilada afectiva. La relación entre ambas es un círculo vicioso y muy tóxica. También es la que se da con más frecuencia. La necesidad de afecto de la agresora, sitúa en una posición de poder a la víctima, pero siempre hará lo que se le ordene porque el miedo al abandono es lo que más teme.

Se puede dar el caso, de hecho se da, que una misma persona pertenezca a las tres categorías. Si se nos acerca o la sentimos a nuestro lado lo mejor es huir y correr, el peligro acecha y podemos caer en su trampa con facilidad, no le demos esa oportunidad.

La que menos tiempo se queda en nuestras vidas es la vampira emocional. Necesita ir de presa en presa. Cuando agota a una, busca la savia de otra. Solemos recordarla como algo que nos produjo un gran cansancio emocional porque nos robó un trozo de nuestra vida.

La mutilada afectiva es la que siempre se quedará, no quiere irse. Construye un laberinto emocional en su víctima para que no encuentre la salida. Si le has dado la mano, te irá cogiendo el brazo hasta poseerte entera. Abusan de la confianza, todo lo de su víctima le pertenece.


La asesina de sentimientos no se irá hasta que no cumpla su objetivo: matar  todo lo que sea  mundo interior  y le huela a sentimientos. No soporta sentir y tampoco que sientan otras personas. Por lo tanto, lo elimina.