sábado, 29 de junio de 2013

Acuarela de Colores

Hace unos días, salí a buscar un bloc de cartulinas y, también, un pincel para practicar con la acuarela de colores que me regalé por mi cumpleaños. Cuando ya terminé mi compra, incluso cuando estaba buscando entre tanto material escolar, recordé mi profesión, maestra, y que soy madre. No tengo alumnado al que enseñar ni hijo ni hija en edad escolar, y me pregunté: Para quién compras entonces?. Para mí, para mi niña, porque ella no tuvo la oportunidad.

miércoles, 22 de mayo de 2013

La Tristeza

Una gran tristeza me está embargando poco a poco. Sé que no me va a pasar nada malo, sólo que es un sentimiento peculiar que te provoca un gran cansancio emocional. Tu alma te está pidiendo reposo a través de la tristeza. Soy consciente de que hay motivos reales para sentirme así. Las pérdidas producen dolor, mucho dolor.

Cuando escribo estas cosas, la gente puede pensar que soy una persona pesimista y triste, nada más lejos de la realidad. Todo lo contrario, soy vital, optimista, confío en la esperanza y estoy llena de ilusión y proyectos. Pero hay algo en mí que me va persiguiendo sin apenas darme respiro, una profunda tristeza por las continuadas pérdidas a lo largo de mi vida. Es una constante sensación que no me impide vivir y seguir, pero que me hace siempre preguntarme el porqué y buscar, desesperadamente, la respuesta. No estoy hablando de encontrar la felicidad, porque ella aparece cuando la necesitas. Tampoco de alegría, ya que las dos van juntas, son como mellizas. Las conozco, suelen visitarme de vez en cuando. Es otra cosa, la tristeza me insiste en algo y no logro descubrirlo y, mientras tanto, duele, duele mucho.

Me dicen que soy fuerte, ya lo creo. Mi tristeza no es una tristeza cualquiera, es auténtica e insistente, siempre está ahí. No le temo, para nada, pero duele, duele mucho.
También me dicen que soy dura, y es verdad. Mi dureza es el resultado de las muchas cicatrices que tengo en mi alma.
Echo de menos a la alegría y si con ella viene la felicidad, mejor. Soy una persona estrellada, continuamente, en los muros de este mundo o de esta realidad social de mierda.

Cuando la tristeza llega y te invade, sólo viene a curarte y a anunciarte que tendrás una cicatriz más, pero sobrevivirás. Por eso duele!

En resumen, lo que quiero transmitir, es que no hay tristeza sin belleza. Ni belleza que no haya convivido con la tristeza. Ya lo dije, la belleza es mi objetivo. Es como el cuento del "Patito feo".




domingo, 21 de abril de 2013

Sobrevivir es no morir en el intento.

Las personas que hemos sufrido algún tipo de trauma en nuestra vida, sobre todo en la infancia, desarrollamos una sensibilidad especial para detectar, instintivamente, y reconocer a otras personas que lo han padecido. Para superarlo, construyendo desde ruínas y escombros, realizamos un gran esfuerzo en el autoconocimiento, que es como buscar en lo destruído todo lo que nos sirva para levantarnos. Si lo conseguimos, seremos supervivientes. Entonces, nos volvemos personas expertas en estrategias emocionales y desarrollamos nuestra inteligencia emocional. Es lo único que tenemos y lo convertimos en nuestro faro, el que nos alumbra, que es nuestro instinto natural de supervivencia.

No todas las personas conseguimos sobrevivir a los traumas, depende de la edad, del contexto familiar y ambiental y de la gravedad del mismo. En el momento del suceso, lo primero que hacemos es negarlo, porque nuestra mente no puede, ni sabe, asumirlo y aceptarlo. Usamos todo lo que tenemos, intelectualmente, para defendernos de él. El dolor emocional es tan intenso que tenemos que hacerlo desaparecer autoengañándonos. La Verdad la empezamos a esconder y se nos va olvidando de la memoria.

Pero las emociones, aquello que sentimos cuando sucedió, permanecen y no olvidan, saliendo sin pedir permiso y es, entonces, cuando nuestra lucha interior comienza. Nuestra dualidad y polaridad se distorsiona, se trastoca (subversión) y somos una persona cuando queremos ser otra. Todas nuestras fuerzas se focalizan en ocultar y no admitir la Verdad. Empezamos a construir una muralla y coraza con determinados mecanismos de defensa, como el miedo, la inseguridad, la desconfianza, la mentira, el desconocimiento, la ignorancia, el olvido, la rabia, la frustración, la manipulación, etc. El único objetivo de esta defensa amurallada es que no nos vuelva a pasar. Creemos que si recordamos se puede repetir. Las construcciones defensivas son tan diferentes como las personas que las construimos, pero los materiales o mecanismos son los mismos.

Las víctimas de un daño emocional tenemos algo que nos une y donde nos encontramos, nuestra vulnerabilidad. Porque una persona superviviente siempre presenta necesidades básicas no cubiertas y nos volvemos dependientes de quienes se ofrezcan a cubrirlas. Pero esto no funciona y vamos entrando en un círculo vicioso de relaciones autodestructivas. La parte más positiva e importante que tenemos las supervivientes, es el profundo amor por nuestra vida. En mi opinión, no hay nadie que ame más a su vida que una persona superviviente, por la fuerza y el coraje con lo que ha luchado por mantenerla, sea como sea. Otra cosa es aprender y disfrutar de la vida. Pero una persona superviviente siempre camina, si se cae, se levanta. Muchas personas supervivientes han logrado importantes cambios a través de la historia, unos para bien y otros para mal. La superviviencia demuestra que el estado de bienestar no avanza, no crea, no construye, porque no lo necesita. Incluso retrocede, se vende y se corrompe para poder mantenerlo. Un persona superviviente nunca lo hará, ya sea para bien o para mal.

Ahora, entro en algo muy importante para mí: quiero dejar de ser superviviente, quiero vivir, sin más. Eso sí, reconociendo y valorando mi gran esfuerzo para seguir viva. Una persona superviviente siempre irá de un extremo a otro. Nuestro péndulo siempre oscila, de ahí nuestro vértigo. Una persona superviviente dejará de serlo cuando empiece a caminar hacia atrás, pero nunca parada y estabilizada. Cuando eso sucede es porque ya no tiene camino para andar, pero no se rinde: no importa, vamos hacia atrás!!!. Eso no significa retroceder ni cobardía. Lo que haces es aislarte para quitarte interferencias, reflexionar y recapacitar en soledad y así poder preguntarte qué es lo que te impide avanzar. No pasa nada, sólo que llegó el momento de saltar. Para ello, hay que volver para buscar y encontrar la Verdad. Caminar hacia atrás es buscar el origen y la cusa que te impide dar el salto y subir un escalón más. Yo diría que es como coger impulso y, no sólo subir, adelantar. Si andas hacia atrás, como un cangrejo, encontrarás tu norte.

La canción con la que quiero acompañar esta entrada es la que más se acerca a lo que he escrito, pero al contrario, que cada cual saque sus propias conclusiones al leer y escuchar :). Es como un cuento hecho canción. Quienes me conocen saben que no me es fácil compartir el vídeo, pero así me ha salido y así lo voy a mantener. Además, las canciones una vez que se expresan a un público, son libres de ser interpretadas.



viernes, 12 de abril de 2013

La Belleza

Cuando el miedo llama a mi puerta, le abro y lo recibo. Pero siempre le digo: No te quedes mucho tiempo, sólo el necesario.

Si es la tristeza quien llama, abro apresuradamente, porque sé que viene a curarme, con el agua de mis lágrimas, de alguna pena y dolor.

Hay veces, afortunadamente, que suena el timbre, abro y son la ilusión, la alegría y la esperanza. Entonces, sé que vienen a darme la enhorabuena porque la tristeza me ha dado el alta.

El amor sé que nunca llamará, porque vive conmigo, en mi casa. Él tiene las llaves y entra y sale cuando quiere y le da la gana, sin pedir permiso.

Pero no importa, el miedo, la tristeza, la alegría, la esperanza, la ilusión y, sobre todo, la soledad, siempre estarán conmigo. La Belleza es mi único objetivo, que no es amor pero es lo mismo.


jueves, 28 de marzo de 2013

El principio

Nací un 20 de Junio de 1958 en un pueblo de Córdoba, Posadas. Cuando yo llegué ya había dos hermanos mayores. Así que, ocupé el número tres. De esta etapa de mi vida, poco sé porque poco me contaron. Según mi madre, fui una niña deseada y buscada, sobre todo, por mi padre. Él quería tener una hija. Por lo que, supongo, se pondría muy contento al conocer la noticia de mi nacimiento.
Al parecer, mis pelos no gustaban mucho a mi madre y siempre me tenía con un gorro y muy pelada. Me contaba que la gente le preguntaba por qué iba siempre con la cabeza tapada, si es que era por algo raro que tuviera en ella. Cuando la oía comentarme ésto, ya de mayor, todo mi interés estaba en la respuesta que diera a esas preguntas. Nunca lo supe, y mira que se lo pregunté, igual se avergonzaba...
La historia que sí me contó fue la de mi nombre. Ocurrió que mi segundo hermano era mellizo con otro y murió, con 6 ó 7 meses, sin saber el porqué. Al enfermar, mi madre cogió un tren hacia Córdoba para llevarlo al hospital. Iba sola y al parar, en Almodóvar, una mujer se subió y, al ver a mi madre llorar, la acompañó hasta que mi hermano murió. Esta mujer se llamaba María. Mi madre, en agradecimiento, le dijo que si algún día tenía una hija le pondría su nombre y sería su madrina. Pero mi padre se enteró de que María era o había sido prostituta y tenía muchos hijos. A él eso no le gustó y no quiso que mi madre cumpliera su promesa. Mi madrina sí que fue, al menos eso me dijeron, pero con el nombre, discutieron. Al final, se me inscribió con el de mi madre. Con el tiempo, esa mujer se hizo muy amiga de mi familia, incluso cuando se fue a vivir a Francia. Ella fue la única que me llamó María.
No recuerdo mucho más de esta etapa de mi vida. Sólo que, con apenas un año, nos mudamos a Peñaflor (Sevilla). Allí vivimos unos dos años, creo. Luego nos fuimos a Aznalcázar (Sevilla). Mi padre era ferroviario y tuvo muchos traslados.

En Posadas, Códoba.

En Peñaflor, Sevilla.

Creo que aquí ya vivía en Aznalcázar.



viernes, 25 de enero de 2013

Hablando sola.

Siempre han dicho de mí que soy muy habladora, comunicativa, sociable y, alguien habrá pensado, que algo charlatana. El otro día comenté que muchas veces pienso en ello y me sorprendió lo que dije: "hablar mucho, para mí, es como una defensa, un mecanismo que he desarrollado inconscientemente para que no me pregunten", y funciona. Si se habla mucho y se cuenta "todo", ya no hay interés y no se pregunta. Prometo que no me había dado cuenta hasta el momento en que lo dije. Es más, siempre me he sentido culpable de hablar tanto. He desarrollado tantas murallas y tantos mecanismos de defensa para ocultarme, esconderme y protegerme que, ahora, es tarea muy complicada conseguir derribar todo eso para poder encontrarme. Lo he hecho tan bien, que me será muy difícil llegar donde yo estoy. Y digo más, con el único objetivo de salvar y cuidar a mi familia de "antes", ahora tengo otra. Olvidé, oculté y renuncié al amor que necesitaba por amor a mi "familia". Lo hice por seguridad y aún lo hago.
De niña, siempre hablaba sola y no escribía por miedo a que se supiera y me encontraran. Ahora escribo, que es lo mismo que hablar sola.



miércoles, 16 de enero de 2013

Amor, amar

Qué es amar o amor?. Hay quien dijo que amar es un arte. Si es así, hay tantas formas diferentes de amar como personas existen en el mundo. El amor no es algo que se aprenda, más bien, es una capacidad que hay que desarrollar. El amor es un sentimiento que, como todos los demás, tiene una función que cumplir para la supervivencia del ser humano. La Naturaleza nos da un cuerpo dotado de todo aquello que necesitamos para subsistir. en él también existen los sentimientos y las emociones que, en definitiva, forman nuestro instinto para relacionarnos con nuestro medio. El amor, por su propia esencia, no es sinónimo de bondad, generosidad. También, es lucha, coraje, fuerza y, muchas veces, nos trae el dolor. El amor no es una emoción, es algo mucho más profundo e íntimo. Amar no es querer. Nos nos pueden enseñar a amar, nos enseñan a querer. Aprendemos la técnica de poseer a aquellas personas que nos interesan o les interesamos. El amor es nuestro instinto más animal, el más ligado a la Naturaleza, cuya única función es la de proteger y cuidar todo lo que nos ha dado. El amor no sólo existe en las "buenas personas". El amor es la fuente que nos da la vida, es la vida y cuando intuimos que nos la pueden quitar o perder, sacamos otros sentimientos para mantenerla. Hay veces que la defendemos con uñas y dientes.

Estoy escribiendo todo esto porque estoy buscando mi arte. Tengo la capacidad de ver y reconocer el que tienen otras personas. Aquello que saben hacer por naturaleza. Pero no encuentro el mío y, digo yo, que lo tendré, no?. Cuando no es arte pero lo parece, lo noto, porque sólo es aprendido para conseguir algo. El arte es como el juego, tiene sentido en sí mismo. Porque el arte es aquello a lo que, aunque llueva, truene, venga un vendaval o creas que se puede acabar el mundo, te aferras y te sientes a salvo. Porque amas lo que eres. Entonces, tendría que preguntarme: quién soy yo y qué sé hacer por naturaleza?.
Llevo tanto tiempo luchando y protegiendo mi vida que no me he parado a nada más. Mi único objetivo, en mucho tiempo, ha sido buscar la seguridad de mi familia y la confianza en mi. Pocas veces ha salido el amor. Lo describo para poder reconocerlo, porque lo conozco, sólo es que se me olvidó.


No he encontrado mejor canción para acompañar a esta entrada :)

Esta canción va dedicada a quienes busquen al amor

martes, 8 de enero de 2013

Resistir es aguantar hasta aprender.

Aquí estoy, resistiéndome. Hay tres estados permanentes en mí:  la que quiere, la que no puede y la que se resiste porque no sabe. Así que, me queda sólo una opción, aprender.

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Cada vez pido, exijo y deseo menos. Pero cuánto más bajo, más difícil es conseguirlo.

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Últimamente me dicen que estoy muy guapa. Hace poco me encontré con alguien y me dijo: "perdona, Milagros, que no te saludara el otro día, es que estás tan guapa que no te reconocí". Así fue, os lo podéis creer?. Yo, cuando me miro al espejo, sólo veo a una desconocida de ojos muy tristes que echan mucho de menos. Puede ser que eso me haga aparecer guapa y que yo ni lo vea ni lo sepa. Gracias.

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A veces, me gustaría tener una tecla en mi mente para que todo lo que piense, dándole a ella, lo grabe y lo guarde. Es que me ocurre que, cuando voy por la calle, siempre lo hago pensando. Ésto puede ser peligroso, porque voy tan concentrada en mis pensamientos y tan preocupada en que no se me olviden, que me he llevado más de un susto. Al ir andando, no puedo escribir en mi cuaderno y tampoco en mi ordenador. Menos mal que no he aprendido a hacerlo en el móvil. Tengo una gran necesidad de expresar todo lo pienso y siento.
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El lugar que más me inspira, para escribir, es La Estación, sin lugar a dudas. Donde más pienso, sin escribir, es en la calle. Sobre todo, en mi camino hacia La Estación. En mi casa me cuesta, pero lo hago, con más esfuerzo eso sí. En ella, suelo reposar mis pensamientos y lo que escribo lo miro y, si lo veo conveniente, lo comparto. Siento, muchas veces, que ese lugar, fuente de inspiración no sólo para mí, puede desaparecer. Escalofríos me dan al pensarlo. Y aquí me veo, resistiendo. Porque resistir es aguantar hasta aprender. Lo que sea, porque sólo aprendiendo podrás decidir y elegir. Es el camino hacia la libertad. Resistir es haber llegado a la puerta, que se abrirá, si ella considera que has aprendido. En la mayoría de los casos, te va a exigir que desaprendas lo conocido y así ver otros caminos, porque lo que hay detrás, estoy segura, es un mundo desconocido. Como ese al que llamamos "otro mundo mejor es posible". Menos mal que la Esperanza siempre está conmigo. Mi fiel amiga y compañera. 

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Cuando siento, ante una determinada situación, que algo se me revuelve por dentro, es que algo no bueno va a pasar, lo huelo. Si me equivoco, no tengo ningún miedo a rectificar, sería lo mejor. Pero el instinto es avisor, nunca traidor. Sólo previene, por si acaso.





lunes, 7 de enero de 2013

Buscando entre mis recuerdos

Ya pasaron las Navidades. Recuerdo que de niña me gustaban. Más tarde, se convirtieron en una responsabilidad, sobre todo, por los compromisos familiares. Tuve un tiempo en que no significaban nada, las dejaba pasar. Pero éstas, las he sentido como alfileres que me pinchaban por dentro. Al principio me rebelé, sintiendo algo de rabia a medida que se iban acercando. Pero una vez que llegaron, me atrapó la tristeza. Nunca me había sentido tan diferente e indiferente a lo que me rodea. Un bloqueo emocional e intelectual apareció en mí. Hoy, me he puesto a escribir al sentir que un trocito se me está muriendo o ha muerto en mi interior. Quizá, ya lo estaba desde hacía tiempo, pero ha sido la tristeza la que me ha hecho reconocer el dolor de la pérdida y el duelo para aceptar  la posibilidad de que no vuelva.
Me refiero a mi niña, a la que llevo buscando hace mucho tiempo. Ha habido veces que he creído encontrarla, pero de nuevo desaparecía. En algún momento he pensado que la veía. Vivió su mayor esplendor con el nacimiento de mi hija, al recuperar mi alegría, mi ilusión y mi confianza. Se quedó un tiempo y volvió a desaparecer. Recuerdo cuando un amigo, hace mucho, me dijo: "tienes que sacar a pasear más a menudo a tu niña". Hasta ese momento no tuve conciencia de que madurar no significa olvidar tu infancia. Casi ignoraba que la hubiera tenido. Desde entonces, cada vez que intuía su presencia me distraía, le tenía miedo. Sabía que el dolor y la culpa vendría acompañando a su ilusión y alegría. Quería ser una mujer, no una niña herida.
Hace algunos años, no muchos, cuando casi ni me acordaba de ella, me volvió a visitar. Esta vez no me importó demasiado y la quise disfrutar, estaba feliz. Al poco tiempo, algo ocurrió en mi vida, murió mi madre, y sentí como la niña se liberaba sin aceptar límites, sentía la necesidad de contarme el porqué sufríamos las dos. Su dolor caló hasta mis huesos haciéndolos crujir. Necesité ayuda para aprender a convivir con ella, casi lo consigo. Pero no, no pudo ser y cada vez la sentía más debilitada y menos atendida, se me iba. Ahora, presiento que se me ha ido, no encuentro su rastro. Estas Navidades ha desaparecido y no sé si para siempre.
Cuando leo lo del tornillo´y el vacío que escribí, tengo la sensación de que no lo ha hecho voluntariamente porque son la prueba de que algo le ha sucedido. Sin ella, no podré completar el motor que me dirige.



miércoles, 2 de enero de 2013

El vacío y el tornillo

Como alguna vez he oído decir: "lo último el suicidio". Vale, pero no prometo nada. ¡Anda, que he empezado bien el año!. Voy a darle la vuelta con otra frase: "lo que mal empieza, bien acaba". Así que, a esperar, mucha paciencia y a seguir caminando hacia delante. Por supuesto, lo último que haría es perder la Esperanza.
No sé qué hago mal, pero algo no sale bien y debería salir. Siguen si cuadrarme las cosas. Algún cabo suelto dejo, estoy segura, pero no lo veo, sólo lo siento.Hay en mí alguna pieza que no encaja. No sé si es porque no encuentra su lugar o porque me sobra. Es como cuando desmontas el motor de una máquina para arreglarla y, cuando crees que ya has terminado, te das cuenta de que faltan o sobran piezas. Le das para que arranque, y arranca. Pero oyes, sientes el chirrio y no te gusta porque intuyes que algo no va bien. Entonces, miras el vacío de la pieza que falta y observas la que te sobra. Y cuando quieres unirlas, no encajan. Te dices: "algo has puesto en donde no era su lugar o has trastocado alguna pieza".¡No quiero ni pensar que tenga que volver a desmontar!.Porque me da miedo no tener tiempo y.....¿si encima lo vuelvo a hacer mal?. 2013, presiento que me vas a hacer trabajar mucho y duro. Me asusta no tener fuerzas para volver a empezar.
Cuando miro  la pieza que me sobra, es como un tornillo antiguo, viejo y grande (en este momento se le acaba la tinta al boli con el que me gusta escribir.....será una señal?). Miro al vacío de la pieza que falta, es nuevo y más pequeño. Lo antiguo y grande con lo nuevo y pequeño, no encaja. Y si achico el tornillo o agrando el vacío?. Y si sólo es cuestión de probar?. No quiero volver a empezar, todo lo demás está en su lugar!. Por qué hay un vacío joven y un tornillo viejo?. Lo que menos me gusta es el tornillo, pero sé que en él está la clave.

Qué función tiene el tornillo?. Para qué sirve?

Mirando la función que tiene el tornillo, he recordado a la tuerca y lo que yo llamo vacío, es el agujero.
Su función es la fijación de unas piezas con otras y siempre trabaja asociado a un orificio roscado. Los tornillos permiten que las piezas sujetas con los mismos puedan ser desmontadas cuando la ocasión lo requiera. 
Tendré que desarrollar un poco más esta entrada. Algo me estoy diciendo, pero aún, no lo logro entender.
Me he ido a la ducha y he seguido pensando. Ahora sé porqué en el tornillo está la clave.
Según su definición, sirve para fijar y unir piezas, no?. El tornillo me está diciendo que no es que él sobre. Está ahí para recordarme que me faltan piezas, las que tiene que unir y fijar. Es viejo porque lleva mucho tiempo esperando a que yo lo viera. Me mete prisa para que las busque, se está oxidando. Aunque es grande y de hierro, el tiempo que no el uso lo está deteriorando. Dónde estarán esas piezas que cubrirán el vacío con la intervención del tornillo viejo??
Cuando escribí esta entrada no pensé que se podría relacionar con ese dicho que dice: " A esta persona le falta un tonillo". Siempre es una frase que hace referencia a personas "algo locas". Que no tienen un comportamiento muy adecuado, incluso desproporcionado, ni una forma de pensar normalizada. Pero como casi todas las creencias, dichos y frases populares, algo de sabiduría contienen. La parte negativa que representan, es la generalización. La forma repetitiva que tienen para afianzarse las convierten en creencias inapelables. El tornillo lo encontré y me dice que hay piezas en mí que necesitan fijarse, unirse, afianzarse. No es que no estén, están, pero andan sueltas, no están bien sujetas.
Todo empezó al ver una película, que no recuerdo su nombre. Ah, sí "El coleccionista de huesos". En ella aparece un tornillo como prueba para resolver los asesinatos. Ahora sé, me he dado cuenta, de porqué el tornillo es viejo, pero fuerte, resistente y de hierro. También de porqué mi vacío es nuevo, pequeño, yo diría que muy joven, una niña. El tornillo es la prueba de que algo le ocurrió a esa niña hace mucho tiempo, la mataron y su lugar quedó vacío. Continuaré, ahora no puedo. Necesito pensar más....
Estoy de nuevo aquí, quiero acabar. Estoy hecha un lío, pero no voy mal encaminada, lo sé. A ver, lo primero que se me ocurre es que hay que cubrir ese vacío con las piezas adecuadas para una niña pequeña. Tienen que ser sencillas y bastante básicas. Para ello, mi instinto, mi Naturaleza, mi maestra me dice que me tengo que preguntar: Qué piensa una niña de corta edad?. Qué necesita y cuáles son sus intereses?. Cómo son las piezas de una mente infantil?. Y qué siente?. Quizá si respondo a esas preguntas iré encontrando las piezas que me faltan y le daré uso al tornillo que tanto tiempo lleva esperando. Lo intentaré. También sé que para buscarlas tengo que meterme en su piel y volver a sentir y vivir lo que ella pasó. Me da mucho miedo.