lunes, 18 de junio de 2018

Un debate, una reflexión

El otro día, tuvimos un debate en el taller de narrativa. Un compañero, Paco, le comentó a María, nuestra profe, que, últimamente, se sentía muy bloqueado a la hora de escribir. Que, incluso, había perdido algo de ilusión al hacerlo. A raíz de ésto, cada cual expresó lo que el taller le había aportado. Yo, hace tiempo, que me sentía igual que mi compañero. Tenía la impresión de que, contando historias independientes de la mía, también estaba perdiendo algo. Desde que comencé a escribir, de forma continuada y con cierta disciplina, todo estaba relacionado conmigo: Mis vivencias, mis impresiones, mis reflexiones...es decir, escribía cosas como las que he compartido en este blog. Ha sido mi mejor terapia para calmar mi dolor y la estaba echando de menos.
Cuando he llegado a este taller, todo era nuevo para mi. Y, además, nada de lo que había escrito, anteriormente, interesaba. Al principio, no me importó, estaba como en una nube al comprobar que podía contar una historia con su planteamiento, su nudo y su desenlace. Sobre todo, lo más mágico de escribir relatos, es inventarme a los personajes. Me he pasado, prácticamente, la mitad de este curso entre dos extremos. Uno, tira para lo más íntimo y personal de mí en mi forma de escribir. Y, el otro, tira hacia fuera y me llama para salir. A los dos los quiero, y no voy a renunciar a ninguno.
Después de ese debate, el grupo del taller se ha ido configurando de forma diferente, porque, los motivos de cada cual, también lo son. El caso es que, la semana pasada, María estuvo muy acertada en lo que nos dijo, al menos, para mí, lo fue. Nos animó a buscar nuestra propia voz en aquello que escribimos. Y no sólo eso, sino que podemos tener varios registros en ella. Me puse a pensar y, me di cuenta, de que algo así tengo yo. Quiero decir, no son dos extremos lo que tiran de mi, son dos registros que puedo utilizar con mi misma voz. Y, por supuesto, cada uno de ellos puede gustar, más o menos, a determinada personas.
El resultado de toda esta reflexión, es que he decidido que cada registro de mi voz tenga un blog. La Mujer Esqueleto será el más íntimo y personal. Y, el nuevo que me he creado, será el más creativo. O, mejor dicho, será el resultado de todo lo que va pasando en mi interior.
El nuevo blog se llama Una habitación propia, como el famoso libro de Virginia Woolf. Os pongo la dirección: https://mipropiocuarto.blogspot.com/