lunes, 12 de noviembre de 2012

La Maestra

Hoy, 12 de Noviembre, hace 18 años que nació mi niña. Ya es mayor de edad. Creo que fue el día más feliz de mi vida. Estaba radiante, con una niña preciosa, deseada y muy querida. Pensé en muchos nombres para ella, quería ponerle el más bonito. Hubo debate sobre ello, ganaban los compuestos. Pero yo quería algo sencillo, corto, sonoro y con un significado. Como casi todos los nombres compuestos llevan María delante, por él me decidí y por lo que significa, la elegida.
Mi niña crece y no siempre la he podido proteger. Ya sabe del dolor de la pérdida y de la ausencia. Lo supo hace tiempo. Siempre deseé que mi hija, mi niña, tuviera un padre en quien confiar, besar y sentirse segura en sus brazos. No fue así, elegí mal. Ahora, ella busca esa seguridad, tan necesaria y vital para cualquier niña, en otros brazos. Sólo espero y deseo que sean fuertes, la amen como se merece y nunca la dejen caer.

No me cuesta dejar volar a mi hijo y a mi hija. Es algo que siempre he tenido claro. Pero sí me vuelvo exigente en que aprendan aquello que les ayude a sobrevivir. Mi exceso de protección y de responsabilidad, ha sido y es una traba para que experimenten sus vivencias. Ahora, lo veo. Los quiero a rabiar, con la fuerza y el instinto de un animal. Si le hacen daño, me hieren a mí. No siempre he actuado correctamente, lo sé. Creía que lo que aprendí, servía. Ya sé que no. Quise imponer autoridad y disciplina para que interiorizaran el respeto. Lo hice a mi manera, como mejor supe. He cometido muchos errores en mi vida, casi todos por amor. El último que cometí, ha sido hace muy poco. Estuve a punto de convertirme en la mujer más egoísta del mundo. Casi renuncio a esa maternidad, deseada y elegida, por amor. Quería sentirme querida y amada, como una niña en los brazos de su padre. Sentirme segura y confiada. Pero se me pidió un precio muy alto y casi lo pago. Tanto mi hijo como mi hija nacieron y crecieron junto a mí, que no es poco. Son diferentes porque el dolor siempre les ha acompañado. Son personas dignas de tener una madre como yo. No se lo he puesto nada fácil. Aunque estuve a punto de esa renuncia, aguanté y luché. El vacío de esa necesidad está en mí, pero mi derecho a seguir siendo la madre de Álvaro y María, ha ganado. Dos nombres y dos personas muy especiales.Y yo, soy su madre, la maestra

El padre de mi hijo siempre estuvo ausente, sin querer cuidar de él, sin ni siquiera prestarse para ser su referente.
El padre de mi hija, la abandonó.
Mi padre (mis parejas) abusaron de mi confianza y de mi necesidad de amor.
Álvaro, María y yo, guste o no guste, somos aquello que llaman "familia".

Últimamente, busco momentos de soledad. A veces, me gustaría no poder hablar, quedarme muda. Las palabras y la conversación, que siempre me gustaron, ahora me pierden. No me siento entendida. Escribir es lo que más me reconforta. Ojalá pudiera hablar como escribo. Escribir me hace sentir tan bien!


 Álvaro

 María

 Yo

La "familia"




3 comentarios:

  1. Preciosa entrada, como todas. Pero... ¿Elegiste mal?

    Porque yo diría que mas bien Ellos -tus parejas, tu padre- son los que te eligieron a tí. Que tal vez tu no tuviste opción a elegir, mas que el hecho de querer ser la madre de Álvaro y María.

    Porque yo siempre pienso que mi pareja me eligió a mí, no yo a él, porque de hecho estuve cerca de dos años intentando boicotear la relación, y buscando alternativas en otras posibles parejas que pudieran seguir abusando de mi confianza y de mi necesidad de dar afecto.

    Tuve suerte, mi pareja, padre de mi hijo y con el que haré próximamente 21 años casada, jamás se aprovecho de mi debilidad y por el contrario, las poquitas reservas de autoestima que tengo las ha llenado él con paciencia y cariño.

    Felicita a tu hija por su cumpleaños. Yo felicito a su madre por su corazón.

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  2. Hermosísima entrada. Felicitaciones a Maria y a "La familia"... :-)

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  3. Ojalá todas las madres fuesen la mitad de lo que eres tu

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