jueves, 11 de diciembre de 2014

Reconciliación.

Esto lo escribí el 10 de Agosto de 2014.

Ya estoy instalada en Aznalcázar. He venido a reconciliarme con mi pasado y a encontrar a mi niña perdida. Estoy contenta y al mismo tiempo asustada. Me he alejado de todo lo que era mi vida en estos último años. No sé si hago lo correcto o no, pero así ha sido. Lo que más miedo me da es depender para todo del coche, se puede ir andando, pero es campo y me asusta. Aún así, estoy donde, desde hace mucho tiempo, quería estar. Siempre he deseado y soñado volver  a Aznalcázar, incluso, antes de recordar el abuso e incesto de mi padre. Estoy aquí, sola y acompañada de mi perro, igual que cuando sucedió.
Me siento agotada, sin fuerzas, por todo el esfuerzo que ha supuesto descargar mi mochila y liberarme. Es curioso, pero en esta casa nueva siento que, por primera vez en mi vida, tengo mi propia casa, mi propio hogar. Aunque, sigo teniendo miedo a equivocarme. Recuerdo a mi hermano Rafa, cuando se enfadó conmigo, y me decía que soy caprichosa y que siempre quería salirme con la mía y que hasta que no lo consigo, no paro.
Aquí, siento un paz rara en mi interior. Es como reconciliarme por necesidad, pero no por ganas. Ir hacia el pasado es como volver a olvidar, pero sabiendo. Estuvo, está y estará, pero sin perturbar. El pasado se integra y pasa a formar parte de tu historia. Regresar al pasado da poder porque ya conoces la causa del dolor. He leído por ahí que: dar nombre a las cosas les resta poder. Que el dolor es un camino solitario. Y que la escritura es una larga introspección, es un viaje hacia las cavernas más oscuras de la conciencia, una lenta meditación.
Me he venido a un lugar, sin saberlo, en donde a todas horas tengo luz, aunque no la encienda. En el que me siento tranquila y relajada de una forma rara. En donde, por fin, me voy sintiendo separada, aunque no lo haya elegido. No deseo daño a nadie, pero tampoco deseo inmunidad a quien lo hace. Siento tranquilidad respecto a mí, pero también impotencia de no poder defenderme.
Estoy tan tranquila aquí, que me asusta irme y poder perderla. Es como haber vuelto al lugar del que nunca quise irme. Aquí conocí al dolor, pero también dejé mi alegría. Me marché subida a un tren que arrancaba y se alejaba de La Estación, pero sabiendo que una parte de mi se quedaba allí. Y he vuelto a recuperarla.

" Seguir adelante con otra cosa significa afirmar las fuerzas que se han desarrollado. Reconocemos nuestra resistencia, capacidad de adaptación y el impulso para estar sanas. Defendemos lo que sabemos que es cierto. Presentamos cara a los demonios y salimos vivas. Y, finalmente, hacemos los cambios que podemos y olvidamos las cosas que no podemos cambiar" ( Coraje de Sanar, pag 226).

Tengo que decir que mi abuelo paterno era gallego.






2 comentarios:

  1. Y yo me pongo en pie y aplaudo admirada.
    Enhorabuena.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Némesis. Aunque aún queda un largo camino sin saber lo que pasará. Un beso!!

      Eliminar