lunes, 20 de agosto de 2012

La Mujer Salvaje


Una mujer sana se parece mucho a una loba: robusta, colmada, tan poderosa
como la fuerza vital, dadora de vida, conciente de su propio territorio, ingeniosa,
leal, en constante movimiento. En cambio, la separación de la naturaleza
salvaje provoca que la personalidad de una mujer adelgace, se debilite y adquiera
un carácter espectral y fantasmagórico. no estamos hechas para ser unas criaturas
enclenques de cabello frágil, incapaces de pegar un salto, de perseguir, dar a
luz y crear una vida. Cuando las vidas de las mujeres se quedan estancadas o se
llenan de aburrimiento, es hora de que emerja la mujer salvaje; es hora de que la
función creadora de la psique inunde el delta. 
La naturaleza salvaje acarrea consigo los fardos de la curación; lleva todo lo
que una mujer necesita para ser y saber. Lleva la medicina para todas las cosas.
Lleva relatos y sueños, palabras, cantos, signos y símbolos. Es al mismo tiempo
el vehículo y el destino.
La Mujer Salvaje es el origen de lo femenino. Es todo lo que pertenece al instinto, a los mundos visibles y ocultos... es la base. Todas recibimos de ella una resplandeciente célula que contiene todos los instintos y los saberes necesarios para nuestras vidas. 
Es la intuición, es la visionaria, la que sabe escuchar, es el corazón leal. Anima a los seres humanos a  ser multilingües; a hablar con fluidez los idiomas de los sueños, la pasión y la poesía. Habla en susurros desde los sueños nocturnos, deja en el territorio del alma de una mujer un áspero pelaje y unas huellas llenas de barro. Y ello hace que las mujeres ansíen encontrarla, liberarla y amarla.
Es todo un conjunto de ideas, sentimientos, impulsos y recuerdos. Ha estado perdida y medio olvidada durante muchísimo tiempo.Es la fuente, la luz, la noche, la oscuridad, el amanecer. Es el olor del buen barro y la pata trasera de la raposa. Los pájaros que nos cuentan los secretos le pertenecen. Es la voz que dice: "Por aquí, por aquí."
Es la que protesta a voces contra la injusticia. Es la que gira como una inmensa rueda. Es la hacedora de ciclos. Es aquella por cuya búsqueda dejamos nuestro hogar. Es el hogar al que regresamos. Es la lodosa raíz de todas las mujeres. Es todas las cosas que nos inducen a seguir adelante cuando pensamos que estamos acabadas. Es la incubadora de las pequeñas ideas sin pulir y de los pactos. Es la mente que nos piensa; nosotras somos los pensamientos que ella piensa.
¿Dónde está? ¿Dónde la sientes, dónde la encuentras? Camina por los desiertos, los bosques, los océanos, las ciudades, los barrios y los castillos. Vive entre las reinas y las campesinas, en la habitación de la casa de huéspedes, en la fábrica, en la cárcel, en las montañas de la soledad. Vive en el gueto, en la universidad y en las calles. Nos deja sus huellas para que pongamos los pies en ellas. Deja huellas dondequiera que haya una mujer que es tierra fértil.
¿Dónde vive? En el fondo del pozo, en las fuentes, en el éter anterior al tiempo. Vive en la lágrima y en el océano, en la savia de los árboles. Pertenece al futuro y al principio del tiempo. Vive en el pasado y nosotras la llamamos. Está en el presente y se sienta a nuestra mesa, está detrás de nosotras cuando hacemos cola y conduce por delante de nosotras en la carretera. Está en el futuro y retrocede en el tiempo para encontrarnos.
Vive en el verdor que asoma a través de la nieve, vive en los crujientes tallos del moribundo maíz de otoño, vive donde vienen los muertos a por un beso y en el lugar al que los vivos envían sus oraciones. Vive en donde se crea el lenguaje. Vive en la poesía, la percusión y el canto. Vive en las negras y en las apoyaturas y también en una cantata, en una sextina y en el blues. Es el momento que precede al estallido de la inspiración. Vive en un lejano lugar que se abre paso hasta nuestro mundo.
 La gente podría pedir una demostración o una prueba de su existencia. Pero lo que pide esencialmente es una prueba de la existencia de la psique. Y, puesto que nosotras somos la psique, también somos la prueba. Todas y cada una de nosotras somos la prueba no sólo de la existencia de la Mujer Salvaje sino también de su condición en la comunidad. Nosotras somos la prueba de este inefable numen femenino. Nuestra existencia es paralela a la suya.
Las experiencias que nosotras tenernos de ella, dentro y fuera, son las pruebas. Nuestros miles de millones de encuentros intrapsíquicos con ella a través de nuestros sueños nocturnos y nuestros pensamientos diurnos, a través de nuestros anhelos y nuestras inspiraciones, nos lo demuestran. El hecho de que nos sintamos desoladas en su ausencia y que la echemos de menos y anhelemos su presencia cuando estamos separadas de ella es una manifestación de que ella ha pasado por aquí...

Lo que he escrito anteriormente son textos recogidos de un maravilloso libro llamado "Mujeres que corren con los lobos" de Clarissa Pinkola Estés.

La lectura de este libro ha sido, para mí,  una gran ayuda en este último año. Ha sido mi apoyo para descubrirme y conocerme como mujer. El desarrollo del libro es a través de cuentos, unos más conocidos  que otros.
Mujeres-que-corren-con-los-lobos

1 comentario:

  1. ese libro lo leí hace 9 años en mis inicios de mi aventura madrileña y siempre me salvo de las garras de esa ciudad tan salvaje, con tu escrito creo que lo volveré a leer de nuevo, porque también me ayudo en aquel entonces...

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