El sentido de
la vida y el miedo a la muerte. Dos temas opuestos pero de inevitable unión.
Todo aquello que nace está sentenciado a morir.
Cualquier
camino que elijamos en la vida, la meta será siempre la muerte. Si nacer es
morir...por qué morir no es nacer?. Dicen que somos energía. También dicen que
la energía ni se crea ni se destruye, se transforma. Transformar es hacer que
algo cambie o sea distinta, pero sin alterar sus características esenciales.
Como cambiar de aspecto. Además, -desde un puento más espiritual, filosófico,
de creencias, como cada cual lo quiera llamar- la vida se va construyendo con
un contínuo nacer y morir de experiencias que nos hacen aprender e ir creciendo
como personas. Este proceso es infinito....por qué la vida va a ser finita?.
Después de
estas preguntas y afirmaciones, el otro día pensaba en algo simple, sencillo pero de lo que se habla y
nos preocupa mucho a muchas personas. Es sabido que mencionamos bastante y nos
preocupa la distinción que se hace del cuerpo, el corazón y el alma. El cuerpo
( físico), a través de nuestros sentidos, nos enseñan a adaptarnos a nuestro
medio por sensaciones. El corazón (simbólicamente) hace sentir, nos enseña a
mostrar nuestros sentimientos y emociones, hace lo que el cuerpo le cuenta.
Ante un estímulo físico existe una respuesta emocional. El alma, ahí está la cuestión.
Para mí, el alma recoge, almacena, recuerda. Es el resultado, es lo que somos.
Es pasado, presente y futuro. Es infinita, no muere :). Ahí me he quedado :). El alma es el recuerdo que dejamos y no llevamos. El alma es nuestra energía, la que nadie ni nada puede destruir, se transforma, como diría Drexler.
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