viernes, 6 de febrero de 2015

Yo sí creo que es importante.

El otro día leí algo sobre la tristeza y el pensamiento positivo. Resumiendo, decía que cuando la tristeza aparece es porque hay un duelo por el que hay que pasar y, durante ese proceso, el pensamiento positivo no tiene nada que hacer. Hay que dejar espacio a la tristeza para que haga su trabajo de aceptación de la pérdida. También decía que el pensamiento positivo es una moda o tendencia que sólo sirve para mejorar la "felicidad".
En mí, parece que ese duelo no tiene fin y que la tristeza ha ocupado mi casa y no hay manera de que salga de ella. También es cierto que no estoy segura de cuáles son las pérdidas que provocan mi duelo. Son tantas, en tan poco tiempo, que parece se hayan aliado formando una rueda que va dando vueltas y que nunca se acaba. Cuando creo que he salido de una, detrás viene otra. No me da tiempo a recuperarme. En este proceso interminable, voy descubriendo mis carencias e incapacidades y como he sobrevivido por encima de mis posibilidades inventándome a una persona "normal",  no queriendo ver ni aceptar mi falta de las habilidades psicológicas y sociales necesarias para relacionarme con mi entorno y conmigo misma. Por lo que, este proceso me convierte en una persona, tremendamente, vulnerable.
En este momento, convivo con una desconocida que me hace sentir insegura, mucho miedo, que ha bajado mi autoestima a bajo cero y que ha destruido todo aquello que tenía y en lo que confiaba, aunque fuera mentira. Al mismo tiempo, pienso que el duelo por el que estoy pasando no tiene sentido, ya que lo que he perdido nunca lo he tenido. En una canción oí que lo que se echa de menos en una pérdida es el vacío que deja en nuestras vidas. Y yo me pregunto: Cómo puedo echar de menos al vacío de una mentira?. Otras veces, pienso que no es un duelo lo que estoy pasando, sino todo aquello que tenía que haber pasado hace 53 años, teniendo que regresar a aquel tiempo recordando y trayéndolo a mi presente. Imagino que, por entonces, mi madre, por mi bien y el de mi familia, hizo que olvidara y pareciera que no había pasado nada, borrándolo de mi memoria y poniendo en su lugar una mentira. Mi mente, mi cuerpo y mis sentimientos no pueden o no saben la manera de encajar todo ésto y la verdad. Ya no está mi madre para volver a hacerme olvidar y a las personas cercanas a mí, o no les interesa o no les parece importante. Ya ni recuerdo la última vez que hablé sobre mi abuso, sólo lo escribo en mi cuaderno porque siempre está presente en mis pensamientos y emociones. Me he aislado, no por miedo a la gente o al daño que me puedan hacer, sino por vergüenza a que, en un momento de cercanía con alguien, pueda hablar. Lo curioso, es que estoy haciendo lo mismo que hizo mi madre, mentir. La diferencia que hay entre antes y ahora, es el recuerdo y que no puedo olvidar. En algún sitio leí que lo contrario del olvido no es la memoria, sino la verdad. Por eso, al recordarla, no puedo olvidar, ya no.
Hoy, hablaba con una amiga, también superviviente, y me decía:
- Nada. Yo me rindo. A nadie le importa lo que pasó, quizás porque no es tan importante.
Le respondí:
- Pues igual llevas razón. Aunque yo sí creo que es importante.



No hay comentarios:

Publicar un comentario