martes, 11 de noviembre de 2014

Reinventar.

Cada entrada que escribo en este blog, no siempre se corresponde con el estado en el que me encuentro. Yo voy escribiendo en mis cuadernos todo lo que me va ocurriendo en mi proceso de curación. Hace algo más de dos años, adquirí dos libros que, desde entonces, me han servido de guía en este camino: "El coraje de Sanar" y "Del Ultraje a la Esperanza". En ambos se trata sobre el abuso y el incesto en niñas y mujeres. En el primero, una serie de mujeres relatan y expresan, por escrito, sus vivencias en este proceso. En el segundo, se hace una defensa de las víctimas y sus derechos, como por ejemplo: romper el silencio y hablar.

Yo, con este blog, he querido hacer lo mismo, compartir mi experiencia para que, al igual que a mi y de alguna manera, le pueda ser útil a otras personas que hayan pasado por una situación parecida a la mía. En estos casos, el poder del silencio es brutal, ya que no es fácil encontrar a personas dispuestas a escucharte. Escribir se convierte en una terapia que ayuda a romperlo.

Recuerdo que cuando desperté, al acordarme de lo que me ocurrió en mi infancia, a mis 53 años, lo único que quería era gritarlo, sacarlo fuera. Era tanto el dolor que necesitaba contarlo. Lo primero que hice fue acudir a las personas que, supuestamente, me querían, mi familia. Para mi sorpresa, no me creyeron. Pensaron que me había vuelto loca y que, como siempre, todo me lo inventaba. Desde entonces, ya han pasado más de tres años, estoy esperando a que me pregunten. El silencio volvió a imponerse: Cállate, niña, no te das cuenta de lo que estás diciendo!. Como no podía callarme y mi familia no quería escucharme, dejaron de llamarme por un tiempo. Yo, no sabía qué hacer y, mientras tanto, esparcía mi dolor por todas partes. Hubo gente que me dijo que eso, antiguamente, solía pasar bastante. Vamos, que no era para tanto. También hubieron otras, la mayoría, que pensaron que, al haber sido abandonada por el que no nombro, me había vuelto una mujer rencorosa y con deseo de venganza. Tengo que reconocer que algo de ello es cierto, pero no es la causa principal, aunque ayudó a desenterrar lo que sí la originó.

Durante más de dos años, he estado gritando, pataleando, dando coces y aullando como una fiera herida buscando ayuda y refugiándome allí donde sentía un poco de seguridad: Ana y el grupo, mi casa y La Estación. Así he sobrevivido en este tiempo, ya que el grupo me aceptaba, me creía y me quería, mi casa me protegía y cuidaba y en La Estación aprendía. Ella era mi ventana de conexión  con el mundo exterior a mí. Ella me salvó de no huir hacia una realidad imaginada, a mi medida, donde no existiera ese dolor. Ella me hizo resistir y aguantar. Las creaciones artísticas- sobre todo, la música y las narraciones-  y las personas que las producían e interpretaban en su escenario, me provocaban emociones que aliviaban mi dolor y, muchas veces, hasta lo olvidaba. Entonces, me dí cuenta de que si para algunas personas cantar, componer, contar, etc, era como un vehículo de comunicación con las demás y un medio para poder expresar lo que sentían transformándolo en arte, por qué no lo hacía yo?. Así que, busqué algo en mi que supiera hacer. Escribir y hablar sola. De esta manera no molesto pero me puedo expresar. Normalmente, utilizamos la palabra y el habla para conversar e interáctuar con otras personas. Pero si escribes, rompes el silencio y quien no quiera oír que no lo haga, pero dicho está. Escribir puede transformar el dolor en una oportunidad más que te da la vida para reinventarte más fortalecida, todo un arte, diría yo.


2 comentarios:

  1. Sola nunca, nunca estarás.
    No estarás sola,
    siempre habrá quien se parta en dos en cada despedida,
    quien te de aliento cuando te des por vencida.
    Tu revolución llenará sonrisas,
    yo la incorporé a mis aperos
    de trabajo, a mi vida.

    Pues eso que no estás sola, para mí como tu nombre indica fuistes un Milagro, aparecistes y rompistes un poco de mi armadura, te miraba y admiraba desde mi silencio. Iluminastes un poco mi camino, te añoro, añoro tu sabiduría

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Carmen!. Ese es el motivo por el que escribo. Porque si yo puedo tener una nueva oportunidad, tú también y muchas más. Besos!!

    ResponderEliminar