jueves, 1 de enero de 2015

Vértigo a la Vida.

13 de Enero de 2014. Ya hace un año.

Hoy he sentido vértigo a la vida. Me asomo a ella y me da miedo. Desde hace mucho tiempo sufro de vértigo a las alturas. Vivo mi vida como un precipicio a mis pies y una escalada hacia arriba. Da igual donde yo esté, me dará miedo bajar y me dará miedo subir. Nunca me gustaron las montañas rusas, prefiero las llanuras donde puedo imaginar el horizonte. Me da miedo volar, no quiero retar a la vida. Sólo quiero un terreno llano y liso donde pueda labrar y sembrar a mi medida. Me gusta el mar porque es como una llanura de agua. Abajo, sí hay montañas rusas, pero se puede flotar y nadar que es mejor que volar. Para mí, la vida es eso, flotar y dejarse llevar. Ni subir ni bajar, es elevarse hacia la superficie del mar y quedarse en la orilla o playa donde el agua te ha dejado. Ella será tu tierra prometida y deseada.
Somos agua vertida a la tierra a la que hay que cuidar y mantener. Donde hay agua hay vida. La Verdad no está arriba, está en las profundidades del mar. El agua la protege y poca gente llegará. No existe ni el espacio ni el tiempo. Ni ningún dios nos ve desde arriba. Si algo existe, está abajo y no arriba. Me da menos miedo bajar que subir. Cuando bajo siento que me acerco, si subo, me alejo. Porque cuando queremos guardar o esconder, casi siempre elegimos ocultarlo debajo de algo. Abajo está la Verdad. Para flotar sólo hace falta entrar en el mar y, con tranquilidad y confianza, entregarte a él abriendo los brazo y dejándote llevar buscando tu equilibrio. Si miras hacia arriba estás en esta vida, si miras hacia abajo estás en otra.


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